
Cuando ocurrió te odie, te odie mucho, no concebía que te hubieras ido, que te marcharás, que nos dejaras ... solo preguntaba mirando al cielo el porqué, quería que volvieras y te dignaras a explicar por qué ... pero no pasó ... y desconsolada lloré por la injusticia ... Pero ahora ... si tuviera que pedir un deseo, pediría que volvieras, ya no te guardo rencor, y deseo volver a verte, mirarte reir, verte triunfar ... pero deseo iluso ... pensamientos imposibles ...
pero me alegro, me alegro de haberte conocido aunque solo de lejos, de saber que vivistes los mejores momentos en tu estadio, que triunfastes, que llegastes a nuestros corazones, que te queríamos ... eres grande ...
y ya no te recuerdo con pena, ya no siento tristeza ... te recuerdo con alegría, porque sé que así lo querrías, porque sé que es lo que deseas para todos nosotros, y nunca más escribiré penas sobre ti, sino alegrías, y nunca jamás escribiré sobre tu ida, sino sobre tu venida, sobre tu trayectoria, sobre tus bailes triunfantes, tus risas, y tus chistes ... y cuando haya que recordarte pondremos música alegre, y nada de minutos en silencio, que a ti eso seguro que no te gusta, nos reiremos contigo, para que donde estés seas feliz, y nos veas feliz ... gracias a ti, gracias porque te conocimos, porque pudimos formar parte de un trozo de tu vida, y tú de las nuestras, gracias por ser como has sido siempre, gracias por ser tú ...
Te deseo lo mejor allá donde estés, allá donde te encuentres ... y seguro que lees esta carta, y sonríes, que es lo que yo quiero. Cada partido estarás sentado en la grada junto a nosotros y nos abrazaremos a ti al celebrar los goles, y en el minuto 16 vitorearemos tu nombre, porque ese minuto en la vida de cada sevilllista te pertenece unicamente a ti.
Porque estas entre nosotros ... y entonces ... porque estar triste.