miércoles, 7 de diciembre de 2011

Clara agresión a Spahic y nadie dice ni mu ...

Es sabido que cuando tenemos que juzgar determinadas acciones podemos cometer sesgos cognitivos, o errores en la percepción, la mayoría de las veces debido a que tenemos unos esquemas mentales que funcionan como editoriales periodísticas, que nos conducen a interpretar o percibir con condicionantes lo que ocurre a nuestro alrededor.

Este fenómeno cognitivo es muy frecuente en el fútbol. Por todos es conocida la doble vara de medir que a veces se suele utilizar en nuestro deporte rey cuando hay que juzgar o interpretar ciertas acciones idénticas o parecidas. Todo va a depender de las preconcepciones o estigmatizaciones que envuelva a la jugada en sí, por lo que una misma acción puede ser considerada un lance desafortunado del juego, mientras que otras veces sería una conducta propia e inherente al perfil del propio jugador implicado.

En la evidente agresión de Miku a Spahic ... ¿qué hubiera ocurrido si el agresor hubiera sido Spahic? ¿se hubiera silenciado tan sutilmente por los medios de comunicación? ... Todos recordamos no hace mucho, la campañita orquestada contra el internacional bosnio y su compañero Navarro en la expulsión de Aduriz ... Se intentó armar la de Dios por los consabidos de siempre.

Ahora nadie dice ni mu ... Seguramente, los actores implicados habían invertido sus papeles y no entraba, en el preconcebido guión, que el agredido fuera el jugador sevillista, por tanto, la acción cambia de rango y el feo gesto de Miku se difumina secretamente en el limbo.

Hoy en día el Sevilla FC es un equipo que no se caracteriza por ejercer un fútbol duro ni agresivo sobre el terreno de juego, sin embargo, los árbitros generalmente le suelen tratar inmerecidamente como tal. Hay jugadores como Medel, Navarro o incluso el mismo Spahic, que al más mínimo lance del juego ya son castigados en su máxima expresión, mientras que con otros se suele hacer más la vista gorda. Esto sólo se puede explicar bajo el prisma de que nuestro fútbol está guiado por preconcepciones erróneas, alimentadas y fomentadas por los efectos dañinos de la estereotipación.

El tiempo dará o quitará razón a lo que expongo, siempre teniendo en cuenta que mi mayor deseo es equivocarme y pensar que en nuestro fútbol no se estereotipa a nadie y las acciones son las que son y serán interpretadas y juzgadas sin la interferencia o contaminación de condicionantes extraños ...