viernes, 30 de mayo de 2008

Manifiesto con el espíritu del 2 de agosto. Leído a las puertas del Ayuntamiento tras los hechos de aquel día. Sevilla, 2 de agosto de 1995.


Sevillistas:


Quién habla desde aquí es la voz del Sevilla F.C, la afición sevillista. Sólo nosotros seremos capaces de sacar al Sevilla de la situación a la que lo han conducido. Por eso estamos aquí, para dejar claro a todos, a toda España, que este no es un problema legal, que es un problema social.

No puede ser de ninguna manera que la penitencia por la ineptitud de algunos recaiga sobre una afición señora y centenaria, por eso es la hora de levantar la bandera roja y blanca de nuestro orgullo y decir que no.

Que no puede el Sevilla ir a la Segunda División B porque no es su sitio. Su lugar siempre estuvo entre los mejores. Durante noventa años hemos paseado la honra y la dignidad por los campos de todo el mundo, donde ganamos y perdimos, pero siempre con orgullo. Nadie consiguió vencernos en el terreno de juego para echarnos adonde ahora nos quieren llevar.

Ante eso tenemos que decir que no bien fuerte. Lo decimos nosotros porque somos el Sevilla, nos sentimos desamparados y no representados por los dirigentes. Somos nosotros los perjudicados y quienes exigimos el poder del club para comenzar una nueva etapa en la que el sevillismo jamás pueda recibir una humillación como la que ha recibido.

El Sevilla F.C. está aquí, en las calles de Sevilla. Debe ser soberano, nunca más estará en manos de quienes pueden conducirnos al desastre a la humillación que acabamos de sufrir en nuestra página más negra.

Ha sonado la hora de la verdad y desde aquí debemos concienciarnos de que el Sevilla es nuestro, nosotros lo salvaremos con nuestra entrega en la calle, nuestra presión y jamás nos lo volverán a arrebatar.

Así que, sevillistas, no olvidemos este día, esta noche negra y triste de nuestra historia y a quienes a ella nos empujaron. A partir de hoy asumiremos el reto de engrandecer el fútbol de este país, de hacer la forja de un Sevilla nuevo y campeón en el campo y en las maneras, pero esto será con un aire nuevo, con un aire cálido del sur de esperanza e ilusión.



El espíritu del Sevilla, el alma de Nervión, es inkortal, imperecedero, eterno. Nada ni nadie podrá extinguirlo. No nos rendiremos y seguiremos aquí luchando hasta que reconozcan la justicia, y la justicia dice que el Sevilla F.C. es de Primera División, con grandeza y con orgullo: viva el Sevilla.

Sevilla hasta la muerte, el coraje de Nervión. Ernesto López de Rueda Cossio