sábado, 28 de agosto de 2010

Ahora toca cabeza y entusiasmo

Los sevillistas no vivimos momentos agradables desde la eliminación de Champions. Hay que reconocer que la sorpresa nos ha caído como un jarro de agua fría, quizá nuestra historia reciente nos haya hecho pecar de exceso de confianza y cuando hemos querido reaccionar ya teníamos mucho terreno perdido y no pudo ser ... El temido mes de agosto, haciendo buena la teoría de Murphy, no sólo se predecía que podía acabar mal la situación, sino que ha concluido con el peor de los pronósticos para el equipo de Nervión.

Son muchos los que han sacado los dientes afilados a paseo para arremeter sin piedad, contra el nuevo proyecto de nuestro club. Este proyecto, que ha nacido con dudas desde la incubadora, debe saber reciclar estos inconvenientes y convertir la situación en el mayor acicate posible y tener la plena convicción de que la gloria se consigue superando derrotas. La memoria en el fútbol es débil y pronto se olvidan los éxitos, aunque sean tan recientes como que todavía somos los actuales campeones de copa.

Las críticas severas dan a entender el status deportivo que nuestro club ocupa en esta maraña de opinión, ya que al equipo de la bombonera se le adhiere de forma inherente el ser aspirante a estos premios de alto nivel, por consiguiente, cuando estas altas y difíciles pretensiones no se consiguen como sucedió en este mes de agosto, los hechos son tratados con el máximo rigor y tenemos que admitir que con estilo, los titulares que por derecho propio nos hemos ganado ... "rotundo fracaso" ... "final de un ciclo" ...

Nuestra afición tiene derecho a manifestarse u a opinar sobre su club, pero siempre con las formas y el estilo que la mejor afición del mundo merece, si hemos sido modélicos en las victorias, ahora también en las derrotas hay que serlo más si cabe.

Estos dos tropezones de verano nos lo han catalogado como rotundo fracaso o como la confirmación de la clausura de la década gloriosa. Los sevillistas debemos estar tranquilos porque sólo existiría fracaso cuando en las entrañas del sevillismo se pierda un gramo de entusiasmo y eso no sucedió en la temporada 2000/2001, cuando de una de las situaciones más difíciles que ha vivido el sevillismo fuimos capaces de generar el substrato idóneo para que germinara la década más gloriosa del sevillismo, por tanto, el sevillismo no va a retroceder ni un paso en su ilusión porque unos hechos puntuales no se hayan sabido conjugar con acierto. Posiblemente, lo que haya ocurrido es que haya sucedido lo que dice el dicho ... "aquel que se quiere sentar en dos sillas al final acaba sentado en el suelo".

A alguien se le ocurriría pensar que el crepúsculo de la tarde es el fracaso de un día luminoso, o el final de un ciclo, ¿no sería más idóneo pensar que es la preparación de una próspera aurora que repunta un día nuevo aún mejor que el anterior?.

No se pretende ocultar la realidad con esta argumentación, sólo tratar de que no sólo sepamos digerir las derrotas, sino también que aprovechemos lo mucho que nos pueden enseñar los fracasos y que nos lo ocultan los triunfos.

Está claro que no hemos tenido cabeza para preveer lo que podía suceder, ahora toca tener las espaldas anchas y soportar el chaparrón con el talante y la sabiduría oportuna. Pero sobre todo, ahora es una buena oportunidad para demostrar los quilates de este nuevo sevillismo, que no debe desquiciarse por la sombra de dos nubarrones que alomejor, quién sabe ... ocultan la preparación de un futuro Sevilla aún mejor ...

En Valencia, ante el Levante, nos jugamos más que tres puntos. Necesitamos hombres comprometidos, convincentes y conscientes del orgullo y de la responsabilidad que conlleva calzarse la zamarra blanquirroja ... solo cabe un resultado que puede ayudar bastante a cicatrizar el herido orgullo sevillista ... LA VICTORIA.