lunes, 14 de diciembre de 2009

Sporting 0 - 1 Sevilla FC ... La Pelea Continua

Ayer el Sevilla FC dió un golpe de autoridad en la mesa del mundo futbolero de este país. En un campo tan difícil se impuso al Sporting de Gijón a base de fuerza, garra y calidad, yendo por el partido desde el primer minuto de juego, sin dejar al contrario desarrollar su fútbol.

El gol del Sevilla muestra cómo se debe realizar un fútbol fácil pero muy difícil de ejecutar puesto que los movimientos de los jugadores junto con los controles y toques del balón deben ser muy precisos para salvar la maraña de jugadores contrarios y al portero. Que tomen buena nota aquellos eruditos de nuestro fútbol de cómo se debe concebir y ejecutar esta jugada. En mi opinión ha sido uno de los mejores goles de la jornada y no se le ha dado su sitio en los corrillos futboleros de este país.




El Sevilla estuvo muy bien como equipo, y por ello no resaltaré a ningún jugador, pero sí quiero hacer mención, más bien como inversión futura que como reproche a nadie, lo acaecido fuera del estadio antes del partido. No me queda más remedio que ofrecer mi repulsa contundente y tajante a estos hinchas. El sevillismo no puede estar conforme con esto, pero no obstante sin ninguna pretensión de excusa, quisiera hacer mención de una actitud pasada que sembró la mala inversión de futuro, que dió su fruto con el hecho violento de ayer. Desde Gijón el año pasado, y sin saber por qué, se vendió una idea del Sevilla FC hostil, por ejemplo, se intentó presionar al colegiado de la contienda de aquel partido de que nuestras bandas se tiraban más de la cuenta, en otras palabras, tendíamos a intentar engañar al arbitro, y ahí sí que tuvo bastante culpa el entrenador de Sporting, el señor Preciado. A raíz de ahí a Capel se le dejó de pitar o sancionar el 50% de las faltas que se le hacían.

Ayer, me imagino, que el señor Preciado que no tendría excusa alguna sobre la derrota de su equipo. Pero sí me gustaría que entre todos fabricáramos un fútbol moderno donde no haya estrategias que interpretadas por los débiles de autocontrol puedan generar actos violentos antes de los partidos, porque a veces ciertas declaraciones de directivos, jugadores o entrenadores, se convierten en el detonante de discordia entre los aficionados más exaltados.