miércoles, 23 de diciembre de 2009

Los extremos codiciados

Cuando todavía me pesa el resultado último, de pronto me paro a pensar ... ¡qué leches! los resultados, resultados son ... y como tal se difuminan con otros resultados, pero lo que sí queda y eso sí que es para cada domingo a margen de los resultados es nuestro equipo, al cual, a pesar del cabreo tenemos que seguir apoyando y confiando porque empiezo a reflexionar y me digo ... Ojú ! ¿por qué nos quejamos si vamos terceros?

Pero ahora deseo centrarme en nuestras bandas, tan ojeadas y deseadas de cerca por los grandes del mundo futbolístico, y que merecen mi mención.

Cuando el fútbol moderno cada vez confía más en los tipos de jugadores carrileros y los tradicionales extremos apenas se cotizan, nosotros vamos y resucitamos nuevamente y sacamos de la caldera al extremo de toda la vida, pero eso sí, acoplándolo a la perfección a un nuevo dibujo del fútbol moderno.

Con Navas, Perotti y Capel hemos incorporado nuevamente al fútbol local el estilo sevillano en esta nueva era del fútbol moderno. Pero eso sí, tenemos la velocidad, técnica y florituría que nos caracterizan por estos lares, pero no se queda ahí, ya que ese fútbol de estilo sevillano, huero de antaño, le hemos incorporado con estos jugadores un estilo sevillano actual con empaque, seriedad, sobrio por momentos y de fuerza, y lo que es mejor, de una eficacia endiablada.

Con Perotti y Navas tenemos velocidad, técnica, asistencia, regate, desborde y disparo a puerta, y si a ellos le añadimos a Adriano, entonces no hacen falta las palabras ... ¿Pero y Diego Capel? También Capel ayuda más de lo que parte de la afición piensa, ¿quién le puede sacar el balón de los pies si no se le hace falta? ¿cuántas tarjetas provoca al contrario mermando las defensas contrarias? ¿cuántas veces desborda centrarnos al área balones con peligro?
Aquí queda dicho mi opinión modesta sobre las bandas sevillistas, hay que recorrer mucho mundo para encontrar algo parecido, así que aunque estemos tristes ... el futuro es bastante prometedor.

Aunque hay algo que me preocupa, y que no quiero dejar de mencionar, porque a veces he percibido la sensación de falta de intensidad ante rivales inferiores. Esto sí me hace entristecer más que el resultado del sábado. La humilad no está descasada con la grandeza, se puede ser grande y a la vez humilde, porque a veces parece que hemos pecado de falta de humildad, y cuando hemos querido ser nosotros mismos ya ibamos perdiendo. Creo que el tratamiento para volver al camino de las victorias en nuestro estadio debe comenzar poniéndose el mono de la humildad, y no sentirnos que solo por ser el Sevilla le vamos a ganar a cualquier equipo sin bajarnos del autobús.

Es deber del Sevilla en su conjunto evitar fomentar el pensamiento "tenemos una gran plantilla pero no sabemos hacerla jugar al fútbol".

Y ahora sevillista, ¡deja de leer y vete a visitar el Sánchez Pizjuán!