martes, 28 de septiembre de 2010

Se despide con talante de gran entrenador

Antonio Álvarez deja de ser entrenador del Sevilla con la caballerosidad, la elegancia y el talante que siempre ha caracterizado al "mariscal del área". Lo mismo que cuando llegó ... se despidió ... agradeciendo a todas las partes implicadas en este tinglado el trato recibido y sin guardar rencor a nada ni a nadie, sino todo lo contrario, ha deseado lo mejor tanto para el nuevo entrenador como al equipo. Ha elogiado a la plantilla y ha deseado suerte a todo el sevillismo, afirmando que seguirá animando al Sevilla, su Sevilla, desde la distancia y que ojala se consigan todos los objetivos que se propongan.

Cuando llegó quedó abierta la dialéctica en los foros sevillistas. Para cualquier sevillista siempre se presentaba la dicotomía entre un Antonio Alvarez sobrio, sosegado, con talante, que sabía manejar a la perfección la dirección de un grupo en un terreno de juego, como demostró siendo jugador, y que sabía siempre estar por encima de las circunstancias ... con ese otro Antonio Alvarez que siempre había sido un segundón del banquillo sevillista, un asesor de campanillas para grandes entrenadores, pero que no tenía la experiencia que da el ser titular de un equipo de relevancia como es el Sevilla, ni había sufrido en primera persona los avatares que conlleva el tener que tomar decisiones importantes en una plantilla abarrotada de internacionales.

Es así como nuestro querido Antonio Alvarez se tiene que hacer, en su día, sin experiencia en primera y siendo canterano, con una plantilla muy laureada, pero con grandes dudas para conseguir los objetivos ... con una afición convulsa y muy exigente, y un club que seguía poniendo las pretensiones muy altas.

¿Podría Antonio Álvarez zanjar definitivamente la comparativa con el pasado reciente y acabar con el convulso sevillismo y poner en marcha un nuevo proyecto independiente y próspero ... tendría tiempo suficiente ... ?

Se ha demostrado que no, que el fútbol no entiende que después de un luminoso día siempre viene el crepúsculo de la tarde, no como fracaso, sino como preparación de un nuevo amanecer ... los equipos grandes no dan tiempo. Pronto se empezó a competir a un alto nivel donde los errores no se perdonan y se pagan muy caros, como ocurrió en la eliminatoria ante el Braga. En este envite no se supo, no se estuvo a la altura y mucho menos se tenía conciencia de que aquella eliminatoria fatídica iba a seguir revoloteando como lastre negativo para el devenir sevillista.

Sigo pensando que los grandes equipos son aquellos que saben aprovechar los momentos oportunos, y nosotros no lo hemos hecho. Se dijo por activa y por pasiva que era imprescindible superar la eliminatoria ante el Braga ... ya llevamos un tiempecito sufriendo los efectos secundarios de lo que se dejó por hacer.

Seguro que nuestro "mariscal del área" tendrá ocasión para demostrar todo lo que es capaz en otros lares, porque lo justo más tarde o más temprano se aliará con él.

Rueda prensa de despedida ÁLVAREZ from www.sevillafc.es on Vimeo.

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