Mientras que los partidarios de la huelga ven la solución a los problemas del fútbol profesional en encontrar formas de recaudar más dinero, a costa de lo que sea, aunque todos en el fondo sabían que lo que pretendían, esta vez era pan para hoy y aún más hambre para mañana, porque el fútbol falla en seguir empecinado en continuar con modelos de gobierno totalmente arcaicos y caciquistas.
Macua, presidente del Athletic, tiene más razón que un santo cuando afirma que se necesita una Liga que lidere una reordenación del fútbol español con los mismos criterios de actuación que han sido exitosos en las ligas europeas como la inglesa, la italiana o la francesa, con las que cree que se debe comparar la Liga Española. Pero eso sería darse de bruces contra los intereses de los terratenientes del fútbol español, sobre todo mientras siga habiendo presidentes que a veces, en contra de sus aficionados, pretendan seguir siendo sparring o convidados de piedra de este circo dirigido por Madrid y Barça.
Lo peor de todo esto ha sido la impresión que ha dado nuestro fútbol, tanto interiormente como en el exterior, y sobre todo en la opinión pública ...
La postura de Don José María Cruz, que ayer presentó su dimisión irrevocable de su cargo en la LFP, es bastante coherente, porque uno de los pocos hombres válidos del colectivo le era imposible continuar por caminos ya marcados e impuestos desde el principio de los tiempos. En la Liga molesta la cordura y mucho más aquellos dirigentes que ofrezcan perspectivas de cambio en busca del bien común en general. Con todo lo que se ha liado ¿debería el señor Astiazarán continuar en su cargo?
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