El Sevilla ha pagado caro su pase a cuartos de final de la Copa del Rey, un gran desgaste físico y psicológico para el equipo, y sobre todo teniendo en cuenta las enormes bajas que asolan al equipo. Pero ahora toca ser sevillista. Durante el desarrollo evolutivo de nuestro psiquismo se nos ha inculcado, y lo hemos hecho inherente a nuestra persona, el amor a unos colores, a un escudo y a toda simbología que hemos ido heredando de nuestros antepasados y lo que con gran acierto también hemos ido creando en el presente.
Hemos desarrollado un estado emocional hacia un equipo de fútbol, nuestro Sevilla FC, y por ello, nos alegramos en los triunfos y nos entristecemos profundamente en las derrotas, hasta el punto de que a veces llegamos a perder el autocontrol y despotricamos del entrenador, jugadores, directiva, la propia afición entre unos y otros y todo con la única finalidad de buscar alguna escusa o vía balsámica que alivie nuestro sufrimiento o rabia cuando las cosas no salen bien. Otras veces buscamos motivos exógenos, pero siempre con la misma finalidad, buscar algún recurso psíquico para afrontar con las mínimas garantías el gran malestar psicológico que te ocasiona una derrota de tu equipo.
Todos somos sevillistas y todos sentimos al Sevilla FC por igual. A nivel de sentimientos no hay sevillistas de tipo A o de tipo B. El sentimiento sevillista está tan unido como siempre. Todos queremos lo mismo, no nos engañemos, nos alegramos por lo mismo y sufrimos por lo mismo. Otra cosa es nuestra idiosincrasia sevillista, que nos puede en algún momento conducir a las discrepancias en las formas de conseguir los objetivos, y aquí es donde hay que echarle mucho intelecto a la cuestión.
No hay que preocuparse porque ya con ser sevillista somos afortunados, y la grandeza del sevillismo está en nuestro sentimiento, en nuestra idiosincrasia, en nuestro pasado y en nuestro prometedor futuro. Ya pasará la tormenta de verano y veremos cómo se nos abre nuevamente un horizonte de esperanza e ilusión y vuelven a llegar nuevamente los triunfos. Confiemos en nuestra afición, en nuestro equipo y en nuestra directiva.
Hemos desarrollado un estado emocional hacia un equipo de fútbol, nuestro Sevilla FC, y por ello, nos alegramos en los triunfos y nos entristecemos profundamente en las derrotas, hasta el punto de que a veces llegamos a perder el autocontrol y despotricamos del entrenador, jugadores, directiva, la propia afición entre unos y otros y todo con la única finalidad de buscar alguna escusa o vía balsámica que alivie nuestro sufrimiento o rabia cuando las cosas no salen bien. Otras veces buscamos motivos exógenos, pero siempre con la misma finalidad, buscar algún recurso psíquico para afrontar con las mínimas garantías el gran malestar psicológico que te ocasiona una derrota de tu equipo.
Todos somos sevillistas y todos sentimos al Sevilla FC por igual. A nivel de sentimientos no hay sevillistas de tipo A o de tipo B. El sentimiento sevillista está tan unido como siempre. Todos queremos lo mismo, no nos engañemos, nos alegramos por lo mismo y sufrimos por lo mismo. Otra cosa es nuestra idiosincrasia sevillista, que nos puede en algún momento conducir a las discrepancias en las formas de conseguir los objetivos, y aquí es donde hay que echarle mucho intelecto a la cuestión.
No hay que preocuparse porque ya con ser sevillista somos afortunados, y la grandeza del sevillismo está en nuestro sentimiento, en nuestra idiosincrasia, en nuestro pasado y en nuestro prometedor futuro. Ya pasará la tormenta de verano y veremos cómo se nos abre nuevamente un horizonte de esperanza e ilusión y vuelven a llegar nuevamente los triunfos. Confiemos en nuestra afición, en nuestro equipo y en nuestra directiva.
1 comentario:
El sevilla siempre arriba
aora a x la copa del rey
qee ia es casi nuestra
señoreee animar al eqipo qe nos necesita: SEVILLA FC CONTIGO HASTA LA MUERTE!!!!
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