Sevillismo Hundido

Ayer fue una noche muy triste para todo el sevillismo, y la pena aún continua en la mañana, cuando deseaba que todo hubiera sido un mal sueño … La situación pone a prueba nuestra actitud como sevillista. Ahora tenemos que ser más sevillistas que nunca, pero ello no debe ser un obstáculo para que el sevillismo reconozca, para que con ello sirva de ejemplo, para los que se puedan sentir aludidos, que la familia sevillista sí ha estado a la altura de un evento Champions.

Desde la grada, la afición sevillista ha defendido sus colores, sus sentimientos, como nadie mejor sabría hacerlo, sin embargo, nuestro equipo en el terreno de juego no ha puesto, en ningún momento, ni en la ida ni en la vuelta ese cuarto y mitad de demasía en el desafío. Desde el día del sorteo que nos emparejó con el CSKA hemos pecado del síndrome del favorito … hemos creído que podríamos eliminar al equipo ruso casi sin bajarnos del autobús, y nuestra propia desidia en algunos momentos, nuestra falta de actitud y, lo que es peor, la falta de humildad … nos ha hundido en la vulgaridad.

Nuestro equipo ha demostrado asimetría en el espíritu de sacrificio de sus jugadores, mientras unos luchan de forma descomunal por nuestros colores, otros por el motivo que sea no lo hacen tanto, y como ustedes comprenderán así no se defiende nuestro SEVILLA FÚTBOL CLUB, ni el SENTIMIENTO DEL SEVILLISMO.

Aquel al que le venga grande defender las exigencias de la zamarra sevillista que se baje del autobús, o ni siquiera llegue a subirse. Ha llegado la hora en la que se necesitan jugadores que luchen en cuerpo y alma por unos colores, nuestro ROJO Y BLANCO, y no jugadores de relumbrón con la cabeza en otros lares.

Son momentos difíciles para nuestra familia sevillista. Ahora el destino nos pone a prueba y tenemos que demostrar nuestra categoría como afición A, como hicieron todos los que ayer después del minuto 93 se quedaron sentados en sus asientos con la vista clavada en el césped … sin hablar … con la cabeza gacha … aguantando las lagrimas … y al final … gritando a voz en grito “SE-VI-LLA” “SE-VI-LLA”. El sevillismo tiene que estar más unido que nunca. El consuelo no nos va a llegar desde intereses exógenos al sevillismo. Tenemos que estar por encima de todas aquellas versiones que aprovechan el hundimiento anímico para sembrar la cizaña de la desestabilización de nuestro club.

Tenemos que seguir adelante, porque aunque hemos perdido una batalla importante, todavía nos queda una guerra por delante, y ante la cual tenemos muchas probabilidades de salir triunfadores, pero lo que sí tenemos que tener por seguro es que tenemos que actuar como una afición adulta que sabe mantener la serenidad y el raciocinio en estos momentos, cuando la situación es más propicia para la impronta y el disparateo.

Pienso que este fiasco le vendrá muy bien al equipo y seguramente le sirva como cura de humildad para afrontar con más garantía de éxito los 12 partidos de liga que nos quedan, y la final de la Copa del Rey. El equipo debe hacer reflexión obligatoria y pensar que el sevillismo ha depositado en estos jugadores una herencia, un legado deportivo el cual como mínimo deben por lo menos conservar.