Aunque no puedo estar contento con el resultado de anoche en el Pizjuán, 1-2 a favor de los portugueses, y más cuando hemos tenido la probabilidad de haber dado un giro radical a la dinámica negativa, con una victoria a la que nadie le hubiera puesto ningún pero ... vi un Sevilla con más fútbol, con más actitud y hasta con más físico, pero con los vicios de siempre en momentos puntuales ... un despite estúpido a balón parado nos puso por detrás 0-1, y un error propio de esta temporada puso el 1-2 definitivo en el marcador a favor del Oporto. Volvemos a irnos del Pizjuán con ese mal sabor de boca que te dejan las derrotas, cuando el rival demuestra menos que tú.
El Sevilla sale al césped del Pizjuán decidido a emplear sus mejores armas ... el ataque. Manzano sabe que jugar a especular con el Oporto no es lo más correcto, éstos tienen la de ganar, así que lo mejor es atacarle por los cuatro costados, pero para ello había que sobrepasar la estrategia del Oporto, que salió al campo a no perder, e iba a tratar por todos los medios de hacer una presión en la salida del balón para impedir que éste no llegara a Kanouté, no llegara a las bandas, o a lo sumo esperar bien posicionado los centros al corazón del área, pero lo impresionante es que el equipo luso no hizo bien su trabajo, porque el Sevilla, la mayoría de las veces, se impuso en el centro del campo, tuvo la pelota y salió bien de la presión portuguesa y distribuyó todavía mejor la circulación del balón por los cuatro costados, por banda, con juego interior, e incluso cogiéndole las espaldas a los centrales. Si ello fue así, entonces por qué se perdió el partido con un equipo como el portugués, que no demostró más, sino menos que ...?
Fuimos a por el Oporto creyendo que se le podía vencer sólo haciendo mejor fútbol que ellos y creándoles más ocasiones, y nos olvidamos de los detalles, ahí fue donde únicamente nos ganaron, en no saber que cuando el balón está parado hay que estar más presto aún que cuando está en juego y en no saber gestionar adecuadamente la confianza ... La confianza es una variable psicológica que bien nos puede hacer más posible lo imposible, o bien puede ser la madre del descuido, como pasó ...
¿Cuántos puntos y partidos van perdidos ya por nuestros propios errores? A lo mejor no es un problema de entrenar más lo técnico-táctico, sino de hablarlo más. Lo que es incomprensible es que partido tras partido sigamos siendo, aunque en contra de nuestra voluntad, las hermanitas de la caridad, regalando goles al contrario. Ayer fue una pena, porque el equipo estuvo bien en todas las líneas, salvo en esos momentos puntuales que, como poseido por una mano negra, se queda enclaustrado mirando las musarañas, mientras el contrario haciendo uso de la picaresca, o de oficio, te desmonta todo el trabajo hecho hasta ese momento.
Tenemos que concienciarnos de que en el fútbol de élite el error puede ser más decisivo que el
propio gol, como se demostró anoche en el Pizjuán. Pero ¿por qué se erra de forma tan sistemática? ¿falta talento en algunos puestos? ¿falta sincronismo en los movimientos? ¿falta un líder que marque la sintonía? ¿la estrategia no es la correcta? ¿los factores psicológicos no se están gestionando bien? por ejemplo, algunos se pueden equivocar por temor a equivocarse cuando la dinámica de resultados no es la más idónea. Anoche el Oporto encarrila la eliminatoria sin hacer nada del otro mundo, simplemente gestionando, a las mil maravillas, el error del contrario. Una pena, porque el Sevilla le sacó los colores al temido Oporto durante buena parte del partido, pero es que esas dos desaplicaciones echan por tierra lo que hubiera sido una gran noche de fútbol en el Pizjuán ... ¿hasta cuándo ...?
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